Portugal - El Algarve
- curvesandcracks

- 24 jun 2024
- 2 Min. de lectura
Para terminar mi viaje, decidí tomarme las cosas con calma y establecerme en el Algarve, concretamente en Armação de Pêra. Es un pequeño pueblo que rebosa de turistas en verano, y... esa es la principal razón por la que visito Portugal en primavera. Las hordas de turistas me afectan tanto como las de mongoles... me dan ganas de salir corriendo lo más rápido posible.
Tras instalarme en un bonito apartamentito, partí en busca de playas desiertas... y cuevas piratas.
Los piratas portugueses causaron estragos en todos los mares durante muchos años. Fueron especialmente activos en el Caribe, donde atacaron barcos que regresaban a Europa cargados de especias, oro, café o cacao.
El más famoso de los piratas portugueses fue Bartolomeu Português, un capitán implacable que valoraba el honor y su palabra, la cual jamás rompería. Escribió el famoso código pirata, un conjunto de normas y directrices destinadas a civilizar las relaciones entre marineros sin ley.

Desde mi primera salida encontré la playa perfecta, Praia das Furnas.
Praia das Furnas fue así la primera de una serie de magníficas playas casi desiertas...
Y, a diferencia del alcalde de Montreal, que decidió retirar los contenedores de basura de los parques para concienciar a los montrealenses, el Algarve ha instalado contenedores de basura por todas partes y... las playas están limpias y completamente libres de basura.
El Algarve es la región más meridional y cálida de Portugal. También es la más soleada, con una media de 2.800 horas de sol al año... mientras que en Quebec apenas tenemos 1.600 horas. Sin embargo, este magnífico sol no es suficiente para calentar el agua a una temperatura aceptable para mi delicada piel. El Atlántico es precioso, pero hace un frío glacial.
Caldas de Monchique
Hoy hace calor... mucho calor. ¿Qué mejor que ir a la montaña, donde la temperatura es un poco más fresca?
Me voy a Caldas de Monchique. Este pueblo es famoso por sus aguas termales desde la época romana. Hay un agradable frescor bajo los árboles.
Aprovecho para probar la famosa agua alcalina de Monchique en el manantial y, de paso, me la froto en las rodillas, esperando que recuperen su elasticidad juvenil.
Para terminar el día, voy al punto más alto de la región, el Pico da Foia (902 m). Allí hay un restaurante, Luar da Foia (Luz de Luna de Foia). Me siento y disfruto de las vistas mientras saboreo un codillo de cerdo y, por supuesto, una botella de vino del Alentejo.
Epílogo
Me encanta Portugal, sus habitantes y su gastronomía. Este blog solo te ha dado una pequeña muestra de este país; ahora te toca a ti explorarlo.






































Comentarios